martes, 28 de agosto de 2012

Distribución cinematográfica en España: concentración y oligopolio

-->
La situación del sector de la distribución en Europa descrita en el artículo anterior, sirve para contextualizar un análisis más pormenorizado del caso español. En nuestro país, la distribución presenta los mismos rasgos que en la mayoría de territorios europeos: un alto grado de concentración y una acusada atomización. Como suele ser habitual, ambos rasgos están interrelacionados
Respecto del primer fenómeno –alto índice de concentración–, bastaría con decir que, durante la última década, el porcentaje de las diez primeras compañías de distribución ha rondado el 90% del mercado.  En cuanto al grado de atomización, y según recoge el último Anuario de Estadísticas Culturales, el número de distribuidoras de cine en nuestro país se sitúa en torno a 200, aunque en esta cifra se incluyen empresas muy marginales (de hecho, la mitad de ellas distribuye solo una película al año). Si ponemos en relación esta última cifra con el grado de concentración, puede constatarse la existencia de un oligopolio en el sector de la distribución cinematográfica en España.  En honor a la verdad, debe señalarse que el nivel de concentración ha ido descendiendo muy levemente, gracias a la desaparición del consorcio United International Pictures (UIP) –bajo en que operaban Universal Pictures y Paramount Pictures– y al buen hacer de algunas distribuidoras nacionales como Aurum o Tripictures o DeAPlaneta.
Para tener un conocimiento más detallado de este oligopolio, bastaría con echar un vistazo al ranking de las diez primeras distribuidoras en España cualquiera de los diez últimos años. Por ejemplo, la tabla 1 recoge el resultado en 2011.

Por otra parte, y contrariamente a lo que cabría imaginar, el alto grado de concentración y la situación de oligopolio estadounidense no han impedido el aumento de estrenos nacionales (como se comentó en un artículo anterior). Es más, la cuota de mercado de las películas norteamericanas ha descendido notablemente (en más de un 14%) durante el período de estudio, mientras que la cuota de cine español ascendió en un 20% entre 2000 y 2010. En cualquier caso, debe constatarse que este descenso de la cuota de mercado del cine “made in USA” no representa un debilitamiento de la posición de dominio de las compañías hollywoodienses. En efecto, las distribuidoras norteamericanas han comercializado algunos de los títulos españoles de mayor éxito (como recoge la tabla 2) e incluso alguna se ha asociado temporalmente a distribuidores locales (caso del mencionado consorcio Warner-Sogefilms, que estuvo operativo de 2000 a 2005).

Esta estrategia de colaboración se ha extendido también a la actividad de producción. En efecto, en el caso español las subsidiarias de Hollywood no sólo han participado en el lanzamiento comercial sino en la propia producción de películas “cien por cien” nacionales, como es el caso de El florido pensil (J. J. Porto, 2003) y ¿Y tú quién eres? (A. Mercero, 2007) , coproducidas por  The Walt Disney Company Iberia; Kilómetro 0 (J. L. Iborra y Y. Gª Serrano, 2000) y Alatriste (A. Díaz Yanes, 2006), coproducidas por NBC Universal Global Networks España; o Reinas (M. Gómez Pereira, 2005) y El patio de mi cárcel (B. Macías, 2008), coproducidas por Warner Brothers Entertainment España.
Ambas realidades –oligopolio en la distribución y producto hollywoodiense de primer orden, junto a la producción de títulos españoles de éxito– explican cómo las distribuidoras norteamericanas han aumentado su porcentaje total de ingresos en el mercado español en los últimos años, pese a haberse reducido el número de estrenos norteamericanos y también la cuota de mercado de cine estadounidense (cfr. artículo previo).
-->

© Alejandro Pardo, 2012. Quedan reservados todos los derechos. Puede reproducirse el contenido de este blog con permiso del autor, citando la fuente.


lunes, 13 de agosto de 2012

Distribución cinematográfica en Europa


La distribución puede considerarse el sector más débil de la industria cinematográfica europea. Aunque el 75% de las películas europeas son distribuidas por compañías independientes, el mercado está altamente concentrado y bajo el control de empresas subsidiarias de las majors hollywoodienses. El aumento del número de estrenos de año en año ha provocado una situación de saturación del mercado que hace que la competencia sea todavía más ardua para las pequeñas distribuidoras.
El espectador europeo medio todavía posee escaso gusto por películas de otros países, en especial por las que provienen de los territorios más pequeños y con menor peso específico. Sólo el 20% de las películas producidas anualmente en Europa alcanzan distribución fuera del país productor (o países productores, en el caso de coproducciones), lo que representa apenas el 7% del mercado. Por el contrario, aquellos filmes de la Unión Europea que consiguen estrenarse fuera de sus fronteras alcanzan como media un 30% de ingresos en esos mercados –según datos del Observatorio Audiovisual Europeo (OAE).
El número de títulos estrenados en cada territorio junto a la escasez de películas con capacidad de cruzar fronteras ha conducido a una atomización del sector de la distribución. En 2007, el OAE publicó un informe sobre la situación del sector de la distribución europeo (con datos del 2005). Según ese documento, Europa contaba en ese momento con 829 compañías distribuidoras, de las que 646 (77.93%) pertenecían a países de la UE. Dentro de este grupo, más de la mitad (375) estaban concentradas en los cinco grandes países de Europa Occidental (Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y España). Sólo la mitad del total se consideraban distribuidores “activos”, entendiendo como tales aquellas compañías que habían distribuido al menos una película en los últimos dos años.
En aquel momento, en la mayoría de los países de Europa Occidental, los diez principales distribuidores –incluyendo tanto las subsidiarias de las majors norteamericanas como otras empresas independientes– acapararon el 90% del mercado –con la sola excepción de Francia (79%)– con un promedio de entre 35% y 55% del número de estrenos. En Europa Central y Oriental, la concentración fue todavía mayor: sólo los cinco primeros distribuidores superaban el 90% del mercado, con cerca del 70% de los estrenos.
Un primer rasgo que podemos adelantar aquí es que, en Europa, el oligopolio del mercado cinematográfico está estrechamente relacionado con la posición dominante de las distribuidoras norteamericanas. En el caso del Reino Unido e Irlanda, por ejemplo, las majors hollywoodienses alcanzaron el 80% del mercado como promedio en el período 2000-2010; en Alemania, el 80% también; en España, el 60%; en Italia, el 55%; y en Francia, el 40%. Según el informe antes mencionado del OAE, de los 453 distribuidores activos que había en Europa en 2005, 389 estaban en manos europeas, 55 pertenecían a las majors americanas y 9 eran propiedad de inversores de otros países del mundo. Sin embargo, la mitad de los 55 distribuidores controlados por intereses americanos se sitúan entre las 40 principales empresas de distribución en Europa. Así por ejemplo, según recoge Screen Digest, las distribuidoras estadounidenses acumularon el 64,2% de los ingresos generados por las 100 primeras compañías de distribución en Europa en 2009. Como se observa en la siguiente tabla, las filiales hollywoodienses acaparan 8 de los 10 primeros puestos son norteamericanas.

 Por otro lado, en Europa el número de espectadores cinematográficos se ha estancado, mientras que los estrenos y el número de copias no ha dejado de aumentar en los últimos años. En consecuencia, la competencia por encontrar un hueco en la programación de los cines es cada vez más feroz. Así por ejemplo, aunque el número de estrenos creció en Europa un 39,7% entre 1995 y 2005 según Screen Digest, sigue siendo significativo el porcentaje de películas europeas que se quedan sin estreno en su país de origen dentro del primer año desde que fueron producidas –entre el 50% y el  60% de las películas británicas, el 30% de las alemanas e italianas, y alrededor del 25% de las francesas y españolas.
Como resultado, la permanencia en cartelera es cada vez más fugaz para la mayoría de películas. Cada semana se estrenan en cada país europeo cerca de 10 películas como media, y su “esperanza de vida” no va más allá de las dos semanas. Con esta brevedad, apenas hay tiempo para que surta efecto el “boca-oído” y el público pierde con frecuencia la oportunidad de ver una película concreta que ha llamado su atención. Otras ventanas de explotación –como el DVD y la televisión– también acusan esta saturación de títulos.
Además, en el sector de la exhibición, el crecimiento de los multicines ha tenido dos efectos perversos: por un lado, la creciente concentración del sector; por otro, el aumento de los costes de distribución (copias y publicidad) para tener una presencia mínima en el mercado y poder hacer frente a la competencia. Los distribuidores independientes no pueden competir con la arrolladora maquinaria de marketing de los estudios de Hollywood –por no mencionar que muchos de ellos se ha especializado en un tipo de cine menos comercial –y por tanto más  arriesgado–, de indudable valor cultural, y para el que necesitan apoyo promocional.
Curiosamente, ante tal panorama, las majors americanas han procurado fortalecer su posición en los mercados europeos a través de alianzas con distribuidores locales, en un intento de aumentar, por así decirlo, su arraigo en un territorio dado y diluir su imagen de empresas foráneas. Aparte de un cierto “lavado de cara”, estas estrategias no buscan sino aumentar la posibilidad de generar beneficio y eludir con determinadas legislaciones proteccionistas. En consecuencia, las distribuidoras norteamericanas no sólo están distribuyendo las películas “made in Hollywood”, sino también un gran porcentaje de los títulos europeos de mayor éxito.
Por su parte, los distribuidores europeos han desarrollado diferentes estrategias de integración vertical y horizontal, en un intento de ser más competitivos. Según desglosaba un informe elaborado por Europa Distribution en 2006, cabría distinguir hasta siete tipos de empresas de distribución en Europa: (a) distribuidoras subsidiarias de los estudios de Hollywood; (b) distribuidores independientes europeos, centrados principalmente en cine (y, en algunos casos, también vídeo); (c) asociaciones entre distribuidores locales y las majors de Hollywood; (d) distribuidoras integradas en grandes grupos mediáticos; (e) distribuidoras creadas por o asociadas a compañías productoras; (f) distribuidoras creadas por o asociadas a exhibidores; y (g) distribuidoras creadas por o asociadas a una cadena de televisión. Por otro lado, una estrategia menos exitosa ha sido el intento de crear distribuidores paneuropeos que puedan hacer sombra a las compañías hollywoodienses a este lado del Atlántico (caso de Polygram, Pan-Europeenne, Dreamachine o Wild Bunch).
La mayoría de las estrategias mencionadas arriba afectan a los grandes o medianos distribuidores europeos. Sin embargo, las distribuidoras más pequeñas apenas pueden sobrevivir ante semejante saturación del mercado y las agresivas estrategias de estrenos. Su producto tiene un carácter mucho más marginal y no se encuentran en situación de establecer acuerdos con las empresas estadounidenses. A ello se une, como hemos comentado anteriormente, que las distribuidoras de Hollywood suelen emplear en ocasiones prácticas abusivas que restringen la libertad de los exhibidores y pueden calificarse de competencia desleal, como la compra a ciegas (blind-bidding) o por lotes (block-booking), por las que han sido condenadas en tribunales europeos.

Para un análisis más completo del sector de la distribución en Europa, puede accederse al artículo “Effects of Market Concentration in Theatrical Distribution: The case of the Big Five Western European Countries”, publicado en la revista International Journal on Media Management.

© Alejandro Pardo, 2012. Quedan reservados todos los derechos. Puede reproducirse el contenido de este blog con permiso del autor, citando la fuente.