viernes, 29 de agosto de 2014

La Ciudad de la Luz: un sueño imposible (1)


            En su estudio sobre centros de producción audiovisual (rodajes) en el mundo (The Film Studio: Film Production in the Global Economy), Ben Goldsmith y Tom O’Regan explican cómo varios de los estudios de cine de más reciente construcción se han promovido siguiendo el lema “Si lo construyes, él vendrá”, que constituye el leit-motif de la película Campo de sueños (1989) –protagonizada por Kevin Costner.  La trama gira en torno a un granjero que oye una voz interior para construir un campo de beisbol en un terreno destinado al cultivo del maíz, y de este modo hacer regresar del más allá a un mítico jugador. A partir de ahí, el protagonista decide poner todo el empeño en hacer realidad este sueño. Aplicado al caso que nos ocupa, la demanda de las majors de Hollywood y de otras grandes productoras de cine por encontrar platós de rodaje adecuados fuera de Estados Unidos, ha provocado una eclosión de centros de producción en todo el mundo, auspiciada por el convencimiento de que, una vez construidos, los rodajes internacionales vendrán casi por sí solos. Así, todos estos complejos de producción han recibido luz verde después de elaborar concienzudos planes de negocio que demostraban su viabilidad. Sin embargo, pronto se ha visto que, al menos en algunos casos, estas expectativas no se han cumplido.  Así ha ocurrido en nuestro país con La Ciudad de la Luz, un centro de producción que puede encuadrarse en la categoría de los greenfield studios.

La Ciudad de la Luz: vista aérea

            Desde su inauguración en 2005, la Ciudad de la Luz ha acogido rodajes por valor de unos 300 millones de euros, incluyendo películas de gran presupuesto como Lo imposible (2012), comedias como Su Majestad Minor (2007) o producciones más autorales como Tetro (2009). Sin embargo, tras casi una década en funcionamiento, este complejo se ha declarado en bancarrota y está en proceso de cierre o privatización.

Unas instalaciones de primera


            Ubicada en Alicante (ciudad de la que toma el nombre en su etimología latina = lucentum), junto al mar (340 días soleados al año), este proyecto nació por el deseo del afamado director Luis García Berlanga, quien junto a algunos productores, lo promovió con el objetivo de mejorar las infraestructuras del sector cinematográfico español. Contó con la ayuda de la Generalitat Valenciana, muy interesada en convertir la región en un punto de referencia de ciencia, arte, industria y entretenimiento. A ello se  unía el interés del gobierno autonómico y los profesionales de crear un clúster audiovisual en esa zona levantina.

La Ciudad de la Luz: Instalaciones

            Así pues, este centro de producción surgió con el fin de ofrecer, según anunciaba en su página web, “servicios modernos y avanzados para dar respuesta a todas las necesidades del mercado nacional e internacional”. Con una inversión de 270,4 millones de euros, y con una superficie total de 3.195.395 m2, fue diseñado por Gary Bastien, arquitecto especializado en estudios de cine (él mismo remodeló los de Paramount, Dreamworks y Warner Brothers), al que ayudó un estudio local, Magín Ruiz de Albornoz.


            Su equipamiento como infraestructura, en términos de calidad y en cantidad, es más que sobresaliente. La tabla 1 recoge una descripción de las instalaciones.

Fuente: www.ciudaddelaluz.com


En busca de producciones internacionales

            Con semejante nivel de inversión, La Ciudad de la Luz se lanzó a la caza y captura de rodajes internacionales. Productores del mundo entero –principalmente de Europa, EE.UU. y la India (Bollywood)– la visitaron y expresaron su satisfacción e incluso asombro por el alto nivel de calidad de esta infraestructura de producción, especialmente diseñada para servir como un estudio de servicios integrados (one-stop shop). De hecho, durante estos años, la Ciudad de la Luz acogió rodajes de cierta entidad, tal y como revela la tabla 2.

Fuente: Elaboración propia

            Indudablemente, son películas de cierta envergadura y algunas de ellas como Asterix y los Juegos Olímpicos o Lo imposible demuestran las capacidades de este complejo de producción. Quizá por ello mismo, la que fuera directora de La Ciudad de la Luz, Elsa Martínez, movida por un desbordante optimismo, declaraba hace unos años: “Alicante será la segunda Hollywood, porque aquí entras con una idea y sales con una cinta debajo del brazo. Es una regla de tres: si en cinco años hemos hecho cincuenta películas, ¿qué haremos en 108 años?”. Por desgracia, no solo sus predicciones no cumplieron, sino que varios e importantes proyectos hollywoodienses, que iniciaron negociaciones para rodarse en la Ciudad de la Luz, acabaron ubicados en otros centros de producción que ofrecían ventajas más competitivas. Algunos de estos proyectos perdidos fueron Watchmen (2009), que acabó siendo rodado en los Canadian Motion Picture Park Studios (Canadá); Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba (2010), que se fue a los estudios Gold Coast (Australia); y Prince of Persia: las arenas del tiempo (2010), que se rodó finalmente en Pinewood Shepperton (Reino Unido) y en los Studios Atlas (Marruecos). Otro caso hiriente fue el de Ágora (2009), una superproducción de 50 millones de euros, que acabo rodándose en Malta por resultar económicamente más competitivo.

Radiografía de rodajes


            La radiografía de las producciones audiovisuales rodadas en La Ciudad de la Luz muestra el alcance limitado de sus logros. Resulta difícil precisar el número exacto de producciones audiovisuales rodadas en este complejo. Según la página web oficial, ascienden a 66. Sin embargo, no existe listado actualizado y completo. En mi caso, solo he podido identificar 60, y sobre éstas ofrezco la siguiente estadística: 55 (91,7%) son largometrajes (uno de ellos de animación) y las 5 restantes son producciones de la televisión (8,3%) –telefilmes, series y miniseries. Desde el punto de vista de la nacionalidad, 33 producciones (55%) son cien por cien españolas, mientras que 27 (45%) son las coproducciones internacionales –sobre todo con los países europeos o de América Latina, y solo 2 de ellos con los EE.UU.

Rodaje de Astérix y los Juegos Olímpicos (2006)
            El promedio anual de rodajes ha sido de 7,5, una cifra demasiado pequeña para la capacidad de este estudio de cine. Hay que anotar que gran parte de este volumen de películas ha sido posible gracias a acuerdos con algunas productoras españolas como Lolafilms (nacional), Trivisión (local), Kanzaman (servicios para coproducciones con empresas estadounidenses y británicos), Sorolla Films (empresa local vinculada a la Ciudad de la Luz) y Tornasol (centrado en coproducciones con países de América Latina).

Promoción de rodajes e impacto económico

            ¿Hasta qué punto La Ciudad de la Luz ha demostrado ser un importante generador de beneficios económicos constantes para la región valenciana? Según indica la página web (no actualizada) el impacto económico directo en la Comunitat Valenciana de las 66 obras audiovisuales producidas en este complejo audiovisual desde 2005 hasta 2011 alcanza la cifra de más de 200 millones de euros de gasto en la región. Con ocasión de esos rodajes, se suscribieron 3.312 contratos con empresas valencianas, se realizaron 164.675 pernoctaciones en hoteles de la provincia de Alicante, se contrataron 5.427 técnicos valencianos y otras 57.025 sesiones de figurantes y extras. Desde luego, son cifras nada despreciables, reveladoras del potencial de una actividad como ésta en una determinada área geográfica.

Rodaje de Lo imposible (2012)

            Por esta misma razón, la Generalitat Valenciana, aparte de actuar como uno de los principales socios de La Ciudad de la Luz, ha procurado también por desarrollar una política audiovisual adecuada para atraer cada vez más producciones cinematográficas a la región. En este sentido, en 2008 anunció un nuevo incentivo para los productores europeos y españoles, que ofrecía entre un 16% y un 20% de reembolso de los gastos realizados en la Comunidad Valenciana. En 2009, puso en marcha un nuevo fondo cinematográfico de 17,6 millones de euros para el período 2009-2011, administrado por el Instituto Valenciano del Audiovisual Ricardo Muñoz Suay (IVARMS). Para acceder al fondo, los productores debían trabajar con un coproductor local, y al menos una tercera parte de la película debe ser rodada en la zona. Los productores podían solicitar la recuperación de entre el 20% al 80% del gasto local, con un tope de 4 millones de euros para cada proyecto y/o el 50% del presupuesto de la película.
 

¿Una gestión deficiente? El peligro de mezclar negocios y política


            Cualquier estudio de cine de estas características debe contar con respaldo político. Sin embargo, todo ello debe hacerse respetando las leyes del mercado, y determinando una serie de líneas rojas que no deben cruzarse. Un aspecto muy criticado de La Ciudad de la Luz han sido sus vínculos políticos y su deficiente (o complicada) gestión.

            La Ciudad de la Luz, S.A.U., se constituyó a finales de 2000, con fondos públicos de la Generalitat. Desde 2003 hasta mediados de 2008, el ex ejecutivo de Pinewood Studios David Rance se encargó de la gerencia a través de su firma de AD Studio Consultants. Al mismo tiempo, en 2004, la empresa privada Aguamarga Management Studio fue contratada para manejar el estudio sobre una base de día a día. José Luis Olaizola, conocido productor de cine español y uno de los socios iniciales, fue nombrado director general. Por su parte, la Generalitat Valenciana se reservaba el derecho a nombrar al director general. De 2006 a 2009, este puesto fue ocupado por José María Rodríguez Galant, representante local del Partido Popular. Fue reemplazado por Elsa Martínez, ex directora de una agencia de relaciones públicas, y exconcejal por el Partido Popular, que ocupó ese cargo hasta 2013, año en que fue reemplazada por el productor José Antonio Escrivá.

            Según algunas voces críticas, especialmente las relacionados con la oposición política, la gestión de La Ciudad de la Luz se ha visto afectada negativamente por estas conexiones políticas. En otras palabras, los intereses políticos han prevalecido sobre los económicos. Así, la Generalitat buscó el modo de atraer rodajes internacionales a toda costa, haciendo uso en ocasiones de estrategias subrepticias. Por ejemplo, Astérix en los Juegos Olímpicos recibió una ayuda de 4,7 millones de euros de la Generalitat (con un retorno de 30 millones de euros para Alicante, según el Consell); y Tetro, de Francis Ford Coppola, 500.000 euros en forma de pago por una clase magistral y una rueda de prensa.


            A ello se une la denuncia por competencia desleal elevada por los estudios Pinewood de Londres en 2007 ante la Comisión Europea. Tras años de litigios, la Dirección General de Competencia de la Unión Europea falló en 2012 a favor de los británicos y ha obligado a la Ciudad de la Luz a devolver a la Generalitat las ayudas a los rodajes y a la construcción de los estudios, lo que asciende a 274 millones de euros, lo que implica la venta o privatización de este complejo cinematográfico. Y, por si fuera poco, también se ha abierto otro frente legal con la antigua gestora, Aguamarga Management Studio, demandada por incumplimiento de contrato, condenada y ahora ganadora de un recurso.

            De igual modo, se ha puesto en tela de juicio la ayuda a determinadas productoras que han tenido una presencia relevante la actividad cinematográfica de La Ciudad de la Luz. Tal es el caso del tándem Castafiore-Tornasol, ligado al productor Gerardo Herrero, responsable de una veintena de títulos allí rodados.

            Resulta fácil hacer leña del árbol caído. Así lo demuestra la mayoría de artículos publicados en torno al triste final de este complejo cinematográfico. En el próximo artículo ofreceremos un balance ponderado de los aciertos y errores de este proyecto llamado a posicionarse como un referente europeo. Por desgracia, tras casi diez años intentando el despegue, La Ciudad de la Luz se ha convertido en La Ciudad de las Sombras.


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